¿Sabes? Hoy pienso dejarte ver dentro de mi corazón, pero no esperes encontrar virtuosa poesía. Busca en cada uno de los recovecos, debajo del suelo y encima del techo. Y si encuentras algo que no te guste, llévatelo por favor. Sácalo fuera, y desentierra todas las espinas. Esas espinas impregnadas de veneno que alguien se dejó olvidadas y yo me olvidé de sacar porque no sabía cómo hacerlo.
Pero ten cuidado con los laberintos y no te pierdas, que si te quedas atrapado, no sé si podré entrar a sacarte. Y a lo mejor te tienes que quedar ahí mucho rato, y no siempre el tiempo es bueno. Hay veces que hay tempestades, de esas que duran unos minutos. Pero otras, vienen con nubes negras. Tan negras como el carbón. Y diluvios tan grandes que lo dejan todo mojado. Pero no se llevan nada. Siempre lo dejan todo como está. Por eso quiero que vengas. Para que metas un rayo de sol dentro, y que la habitación esté tan iluminada que la tristeza tenga miedo de entrar.
Y pensándolo bien, quizás a mi corazón le apetezca que te quedes. Pareces un buen inquilino, así que quizás, y si tú quieres, te renuevo el contrato a ilimitado para que te quedes todo el tiempo que quieras. Pero si algún día te vas, no olvides llevarte tu espina. Guárdala en tu habitación que yo no la quiero.
:) =)
Qué fácil se ilumina una habitación, basta muchas veces con una sonrisita de nada.
ResponderEliminar:) =)
Pues sí, mira que fácil son algunas cosas!
ResponderEliminar:) =)