domingo, 12 de junio de 2011

Reflection

Mirarte en el espejo y no ver más allá de lo que tienes delante.

Una imagen se refleja al otro lado del cristal. Sabes que eres tú porque esa persona hace lo mismo al mismo tiempo. Tiene la misma cara, el mismo color de pelo, la misma silueta. Cierras los ojos y al abrirlos, te devuelven la mirada. Pero sabes que no es la misma chica. Algo falla. Es una mirada fría, hueca, vacía. No ves el brillo que solías tener.

Qué bobería. Claro que eres tú. Te echas el pelo para atrás y coges el lápiz de ojos. Empiezas. Vuelves a mirarte y, definitivamente, no hay cosa que el maquillaje no consiga ocultar. Superficialmente pintados, los sentimientos quedan camuflados, para luego ser derribados por el alcohol. Y a la más mínima señal de vida, otro golpe que los adormezca un poco más.

Y otro día sin más, pasa. Sin nada que merezca la pena recordar.

sábado, 11 de junio de 2011

Intentando despertar.

Hace mucho, ella era distinta del resto. Peculiar. Era capaz de atravesarte con la mirada y llegar hasta lo más hondo de ti. Era feliz viviendo su realidad. Tenía una singularidad emocional que la hacía especial. Era la reina de los detalles.

Pero el tiempo pasa, y las cosas se borran con el viento. Quizás nosotros hicimos que ella cambiara, que abriera los ojos. No hace falta más que mirarla para ver que no es feliz. Se despierta cada día con esa sensación de necesitar algo. Algo que no sabe que es. Y eso es lo que más la exaspera... ni que el tiempo le sobrara! Por más que busca una explicación para el estado anímico en el que vive desde hace ya tanto tiempo, muchos dirían que demasiado, no hay respuesta. Y eso hace que poco a poco se vaya desgastando cada vez más.

Y cuando mira atrás, sabe que ya no queda rastro de aquella persona, haciendo que se desgarre por dentro más si puede. Ahora, está perdiendo su rumbo. Aunque más bien, creo que ya está a la deriva.

No sabe que es exactamente lo que busca, sólo necesita rellenar los silencios de su vida.